Source: sport.es
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Juega en la séptima categoría y le animan 2.000 seguidores, fieles del ManU, pero enemigos de los Glazer
Javier Giraldo | 27.05.2011 | 04:05h
Al lado del gigante, en el `Gran Manchester,¿ el extrarradio de la ciudad, un grupo de valientes intenta mantener con vida un proyecto futbolístico que remite a lo más romántico del fútbol. El FC United of Manchester nació en 2005 como respuesta a la compra de la mayoría de las acciones del Manchester United por parte del estadounidense Malcom Glazer. La comercialización del fútbol y la subida de abonos desencadenaron la escisión en una parte de la afición, los más idealistas, que no dudaron en lanzarse a la aventura de crear, de la nada, un nuevo club. De los `red devils¿ a los `red rebels¿, los `rebeldes rojos¿.
El FC United of Manchester funciona como una cooperativa. Está inscrito en el registro de Industrial&Provident Society, que obliga al club a revertir en el propio club sus beneficios y que garantiza que el gobierno de la entidad esté en manos de sus socios, que votan a un consejo de once miembros. Solo Andy Walsh, director general, y su secretaria, Lindsey Robertson, trabajan a tiempo completo en el club, que ocupa la séptima división inglesa, la Northern Premier League, el equivalente a la Regional en España, tras celebrar tres ascensos desde su nacimiento.
El nombre del club se eligió en una votación abierta entre sus primeros socios. Cada socio tiene derecho a un voto independientemente del dinero que aporte al club, que maneja un presupuesto de poco más de 500.000 euros. Su entrenador, Karl Marginson, ya trabaja en régimen de semi-profesional, tras compaginar banquillo con su tienda de frutas y verduras durante cinco años.
En la final de Wembley, sin embargo, el peso de los colores se impondrá al resquemor que muchos seguidores del FC United aún sienten contra los Glazer. Alex Ferguson criticó en su día a los aventureros del FC United ¿“parece que se preocupan más de sí mismos que del club”-, pero el sábado, los fieles del FC United recuperarán las viejas sensaciones de ponerse la camiseta del ManU.
“Es nuestro primer amor, el equipo al que apoyamos desde pequeños, y al que aún apreciamos. Por eso creo que la inmensa mayoría de los socios del FC United le apoyarán en la final”, explica Helen Lambert, una de las portavoces del grupo de aficionados del FC United. Su protesta tiene más que ver con lo económico que con lo sentimental.
“Apoyaremos siempre al Manchester, pero no pondremos ni una libra mientras Glazer dirija el club”. La idea ha calado en la grada de Gigg Lane, el estadio que el FC United comparte con el Bury FC. Hay planes para construir un nuevo campo en Newton Heath, la zona de la ciudad donde nació el ManUnited, aunque el proyecto está paralizado.
Sus seguidores (una media de 2.000 en cada partido, con el récord de 6.731 en un partido ante el Brighton) presumen de haber rescatado la vieja esencia del fútbol frente a la invasión del capital y el desprecio al aficionado de toda la vida.
“No estamos en contra del Manchester, sino de la manera en la que se está gestionando”, sostiene Mathew Haley, otro de los representantes de la afición, “la familia Glazer ha generado una deuda de cientos de millones de libras y espera saldarla aumentando un 55 por ciento el precio de los abonos y las entradas en los próximos años. La conclusión es que mucha gente ha tenido que dejar de ir a Old Trafford, simplemente por falta de dinero”.